Nuestra Señora de Guadalupe .  Año 2020

 

Esta pintura de Nuestra Señora no es un icono como los conocemos, pero es inspirada en un Icono No Hecho por Mano del Hombre. O sea hecho por Dios mismo. Notese que en vez del ángel a los pies de la Virgen, está la serpiente a quien Ella venció.

 

Natividad del Señor,  tríptico con ángeles en adoración .  Año 2019

 

La representacion navideña en occidente resalta preferentemente la adoración del Redentor por parte de los hombre. De una manera más pintoresca se destaca más el hombre-Dios que el Dios-hombre.   El mundo bizantino representa el hecho mismo de  “el Verbo se hizo carne”, el misterio tras el hecho. El oriente filtra toda emotividad poniendo acento sobre la inefable autolimitación de Aquel que no conoce límite alguno. En María, la creatura da a luz a su propio Creador. Dios se hace hombre para que el hombre se haga Dios.

 

Recorramos el icono, una verdadera clase de teología. Destácase en él la gruta negra en que el Niño recien nacido es ubicado. El mundo estaba en tinieblas, pero ahora “la luz resplancede en las tinieblas”Jn 1,5. El trangulo sombrío y tenebroso de la gruta representa la tierra irredenta y , más allá, los abismos del infierno, en donde Cristo se sumergiría despues de su muerte. Como rezan los maitines del Sabado Santo: “Tú descendiste a la tierra para buscar a Adán, y no encontrándolo, fuiste a buscarlo hasta el infierno”. Cristo ha nacido en el fondo abismal de la desgracia humana, en la sombra de la muerte. La Natividad inclina los cielos hasta los infiernos.

De lo alto cae un rayo de luz, único como Dios, y al pasar por la estrella se trifurca, en evidente alusión a la Trinidad, descendiendo sobre la Madre y sobre el Hijo.  El Espíritu, alegría eterna del Padre y el Hijo, causa aquí la alegría del parto.

Los Santos Padres interpretan que al pesebre (que parece un altar o un sepulcro)   fueron invitados a alimentarse los hebreos, representados por el buey, y los gentiles, simbolizados por el asno. La navidad aparece como punto de encuentro de todos los pueblos de la tierra. La montaña (Gorki) donde transcurre la escena está formada por escalones, simbolizando la ascensión del alma a nuestro destino final.

Las fajas blancas que envuelven al Niño son como los lienzos morturorios con que se lo representa a Cristo despues de la Crucificción. En los textos litúrgicos se usa una misma palabra para ambas.  El Niño de Belén ya es el Varón de Dolores. Su Madre ya sabe que ha de padecer junto con El.

En la composición del icono, el personaje central es la Madre de Dios que, fuera de la gruta, predomina majestuosa. Extendida sobre un manto rojo, revestida de la púrpura imperial, luego de haber dado a luz a su Hijo medita el conjunto del misterios de la Encarnación, en donde ella nos representó a todos, consintiendo a la invitación del ángel y convirtiéndose en Madre de la Iglesia.

Se le ven las tres estrellas que indican que permaneció Virgen antes, durante y despues del parto.

Dos ángeles adoran al Niño: son San Miguel Arcángel y San Gabriel Arcángel. Ambos tienen en sus manos un orbe que simboliza la creación, el cosmos. Las letras escritas en las orbes son: NIKA. Palabra que proviene del verbo griego nikao, que significa vencer, conquistar. Alude a la victoria de Jesucristo sobre la muerte y el pecado. Suele ser parte del cristograma IC XC NIKA.

 

 

icono Navidad
detalle Triptico de la Natividad del Señor

Nuestra Señora del Signo. (*).  Año 2017

Su actitud es monumental, sagrada. Varias imágenes del Signo han intervenido a favor de las ciudades que contaban con su ayuda. Las manos elevadas al cielo en actitud orante, elevando sus plegarias al Cielo, intercediendo por nosotros.  El Salvador Emmanuel en Su pecho,  dentro de una Mandorla (uno de los más claros y majestuosos atributos de Cristo  que representa el Cielo, la Divina Gloria, la Luz) En el fondo a cada lado de la Madre de Dios,  están representados serafines u otros angeles,  que hacen incapié en Su importancia,  de estar por encima de los ángeles,  “más honorable que los Querubines e incomparablemente más gloriosa que los Serafines”.  La luna y el sol representan el Antiguo y Nuevo Testamento respectivamente. En los iconastasios de las iglesias ortodoxas,  el icono de Nuestra Señora del Signo,  generalmente está en centro de la línea  de los Profetas,  como el icono central de la Iglesia del  Antiguo Testamento que espera la Redención.  Las profesías del AT sobre la Divina Encarnación culminan en la de Isaías:  (Isaias 7,14)  La imagen de la Madre de Dios con el Niño Emmanuel en su pecho es este Signo,  anunciado por el profeta y revelado al mundo en su consumación. El Signo es la imagen de la Divina Encarnación,  de la revelación de la Segunda Persona de la  Santísima Trinidad,  la manifestación del Hijo de Dios por medio de Su naturaleza humana recibida de la Madre de Dios. Como la profesía de Isaías, el icono del Signo es una manifestación de las predicciones proféticas sobre la Divina Encarnación.  Es por esto que en muchos iconastasios el profeta Isaías está ausente.  Esta no es una omisión,  ya que  muestra una comprensión profunda del sentido y contenido del icono del Signo: mientras el Signo dado por el Señor esta presente, la imagen del profeta con su predicción es una repetición. El icono del Signo, en su majestuosa simplicidad es uno de los más profundos y complejos iconos de la Madre de Dios.

Nuestra Señora de la Ternura o Elousa. Año 2012

La Madre de Dios está con el Niño, que parece como asustado del mundo en el cual ha nacido.   Acariciado por su Madre, Sus sentimientos encuentran contención y comprensión.   La madre ayuda y refuerza Su fé: ella lo está preparando para un camino - el camino de perfección como hijo humano así como Hombre-Dios.

 

Tres estrellas de ocho puntas están dibujadas en en el maphorion de la Madre de Dios. La estrella de ocho puntas es símbolo de total armonía en la vida humana y celestial. Tres estrellas simbolizan la perfección de la Virgen María


Nuestra Señora de la Ternura. Año 2008


Nuestra Señora de la Ternura. Año 2016